viernes, 9 de diciembre de 2011

RECUERDO A LUIS CENCILLO




El olvido en el que murió y hasta cierto punto vivió el profesor Luis Cencillo (Madrid 1923) es todo un síntoma del malestar de la cultura española, de su dependencia de camarillas y sectas universitarias, y del desinterés general por el saber en nuestra sociedad. En cualquier país europeo Luis Cencillo tendría un equivalente al Cervantes y funerales casi oficiales, pero aquí no tendrá ni una esquela. Éste fue su sino.

El saber humanista de Luis Cencillo era impresionante, y ello impregna su extensa obra de un carácter panorámico e interdisciplinario único. Además de un brillante e incansable investigador, Luis Cencillo fue doctor en Filología Clásica, licenciado en Filosofía, Derecho y Teología, Antropólogo y diplomado en Psicología. Luis se formó con gentes como Max Müller, Martin Heidegger, Rahner, Erich Wolff y Jaspers. Después de pasarse media vida aprendiendo, Luis Cencillo abandonó la Compañía de Jesús al negársele la posibilidad de impartir docencia “por tener ideas peligrosas”. Gracias a ello, fue profesor en Innsbruck, Freiburg, Munich, Bonn, Colonia, Valladolid (Fundamentos de Filosofía), Madrid Complutense (Historia de los Sistemas y Antropología General) y, finalmente, Catedrático de Antropología (Salamanca). Al volver a España en los sesenta de su exilio cultural, Luis Cencillo encontró un ambiente “rancio y beatorro”, lo que dificultó su carrera, que luego chocaría con “el positivismo” imperante en las escuelas de antropología y psicología. Inclasificado e inclasificable, Luis Cencillo no dejó de pensar, debatir y trabajar hasta el día de su muerte. Despreció a su clase social burguesa y se consideró, además de un investigador dedicado, un cristiano “con chándal”, de “los que quieren amar al prójimo”. Demasiado insolente para la Academia y para la Jerarquía. Pese al aislamiento al que fue sometido por su condición de pensador sin escuela, pocos españoles han gozado de su creatividad.

Entre sus más de cien obras catalogadas (muchas veces necesariamente autoeditadas) se encuentran verdaderas joyas de la antropología, como su estudio sobre el desfondamienro del ser humano o su magistral obra de interpretación de los sueños. El profesor Cencillo realizó contribuciones a la Ontología, la Antropología filosófica, la Gnoseología, la Filosofía de la ciencia, la Filosofía del lenguaje, la Ética, la Estética y la Filosofía de la cultura. Destacan sus estudios y publicaciones en Antropología cultural, estudio de los mitos, Historia de las religiones, Psicología, Psicopatología, Psicoterapia, Sexología, Teoría de la comunicación, investigación sobre la mística y Teología. Luis Cencillo pensaba en alemán, pero podía conversar en sáncrito o griego clásico, además de conocer casi todas las lenguas occidentales. Cencillo fue un peatón cristiano que no dejó de denunciar en sus homilías y libros la naturaleza injusta y opresora de la sociedad y la siniestra alianza de las jerarquías con los poderosos, lo que también le privó del paraguas cultural católico.

En Friburgo compartió banco de universidad con Ratzinger, al que irónicamente se refería como “el marmolillo”. Su interpretación y estudio de los evangelios merece un capítulo aparte. El gran esfuerzo de su obra fue intentar un estudio riguroso y metodológicamente científico desde el humanismo interdisciplinario. Luis solía bromear diciendo que si los sueños se pesaran o midieran como los mocos, siendo como son reveladores de mucho más que aquellos, los positivistas le habrían dado el Nobel. Pero tal y como soñó a los cuatro años, nunca recibió en vida premio o reconocimiento, sino polémica y dificultades. Pasó los últimos años impartiendo terapia a gentes necesitadas, de manera altruista. La Fundación que presidió y a la que donó sus bienes, es ahora la encargada de intentar sacarlo del olvido. Luis Cencillo tuvo, en sus propias palabras, una vida contra viento y marea.
Javier Esteban 


El Profesor Cencillo , en una de sus últimas apariciones en público,describe su interpretacion de un peculiar sueño, que le relata el famoso escritor, Javier Esteban.En el sueño aparecen Pio Moa ,Cebrian y los Borbones, entre otras estrellas. Cencillo lo califica de premonitorio . Sanchez Dragó lo atribuye a un desvarío autonómico.

 No queremos mas, simplemente recordar a un amigo.

Hay personas que no pueden pasar desapercibidas si tenemos en cuenta  la valiosa aportación multidisciplinar que legan a la sociedad.
El finado Luis Cencillo, supuso para  nosotros un revulsivo y vehiculo para adentrarnos en estancias desconocidas del conocimiento;no en vano supimos absorber en lo recóndito de nuestros archivos mentales aquellas enseñanzas, útiles para su despliegue en las lindes de nuestra existencia.
Las visitas que nos dispensaba, a nuestro amigo común Francisco Sánchez y otros familiares eran cortas pero frecuentes, dejando una impronta indeleble en su finura intelectual. Frases extraídas de sus libros *Cuando la fe no se alía con ninguna ideología  no tiene que temer a la verdad de los hechos ni de las ciencias* identifican para bien al hombre que piensa en la penetración de lo indescifrable. Así pasábamos tardes de lluvia y viento al calor del  brasero, unas veces en Porzuna, otras en su pedanía de El Trincheto.
Seria difícil encuadrar a Luis y su obra en esquemas preestablecidos * sobre la verdad que dominan los poderes materiales *.
Los silencios de sus detractores a cerca de su gran talla les ha hecho pequeños para reconocerse en su minusculidad. Un hombre de gran altura  no ha podido recorrer los pasillos angostos de las editoriales mediocres, en donde se han seleccionado a la baja las dimensiones morales de sus colaboradores.
No estaremos solos, pero si en nuestras decisiones. Una lámpara, un libro, una mesa, la habitación libre de ideologías.
     
           Gabriel Úbeda

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