Segunda parte
Lo que queremos decir supone que la gestión de cabañeros, sus
alrededores y otros espacios son mejorables. Para los relativistas la verdad es
discutible, es como un espejismo fractal o también utopía en vía muerta. La
naturaleza es consecuencia de la verdad y pora ello seguiremos sus pautas,
genuinamente, al pie de la letra. Las personas acrisoladas en este ambiente
deberán alumbrar al hombre nuevo, a la generación de los valores, que
estructure el orden ambiental y construya una sociedad elevada sobre la ruina moral
que nos han legado los apóstoles de la mentira.
Cuando a los padres que tienen varios hijos se les pregunta
que por cuál de ellos tienen preferencia, estos contestan que todos son
igualmente queridos. Desde nuestra percepción, Cabañeros tiene la misma
importancia que otras partes del territorio, es decir, toda.
Si el campo de tiro de la defensa se hubiera proyectado en
otro lugar al azar como por ejemplo la sierra de Alhambra, del Moral, o Agudo etc.,
con el mismo criterio y astucia política se hubiera aplicado la figura de protección
al uso para ahuyentar practicas militares y de paso atribuirse meritos y
colgarse medallas ecológicas. La historia está llena de mentiras, tantas como
quien las cree. Pero a pesar de estas evidencias que amargan como la hiel,
preferimos la salvación a la condenación.
Cabañeros estaba medio salvado antes y después del campo de
tiro al igual que Sierra Morena, resto de Montes de Toledo, afloramientos
cuarciticos del campo de Calatrava, montes de la mitad occidental de Ciudad
Real y otras unidades geomorfológicas. Todos estos lugares no han sido
rentables a la agricultura y se han dedicado a la caza, ganadería y otros usos.
Cuando decimos que estaban salvados a medias no es para contentarse y cruzarse
de brazos, si no para tomar medidas urgentes en cuanto a su regeneración con la
aplicación de la amplísima legislación al respecto. De aplicarse realmente y
con las condiciones técnicas idóneas, seria irrelevante la consideración del
otorgamiento puntual de figuras jurídicas de protección. Casi se ganaría más
con el concepto de protección global e integral, con la posibilidad de
radicalizar la atención en los puntos más sensibles.
Cabañeros y otros parajes ``protegidos´´ han sido fáciles,
pero es hora de elevar el listón en la representación de la biodiversidad en
los distintos niveles de percepción. Hasta hoy, solamente se han contemplado un
pequeño número de ambientes, insuficientes para asegurar todas las especies en
sus comunidades y su variedad genética. Más
bien se ha simplificado y depreciado todo el contenido de las etapas en la sucesión
vegetal, en la variedad de los campos de cultivo y en general de las cadenas tróficas.
Notamos que faltan en nuestro campo muchas flores que los niños recogíamos,
insectos que no vemos, pájaros que anidaban en los arboles de los patios y así sucesivamente;
pues aquella policromía primaveral se a tornado monopolio de unas pocas hierbas
adaptadas a los fertilizantes, herbicidas y usos agresivos.
Proponemos pues, un espacio (en principio) que integre y
represente al encinar basofilo de la llanura manchega en conexión con el campo
de Montiel. Los objetivos son recomponer y ampliar las escasas y relícticas
manchas de encinar de llanuras calizas de diferentes pisos bioclimáticos, en conexión
y transición (ecotónicos) con lagunas
endorreicas, formas volcánicas del campo de calatrava y afloramientos del zócalo
cuarcitico, así como cursos fluviales. A grandes rasgos esta es nuestra
propuesta a las autoridades, a los gobiernos que vengan. Esta idea es realizable,
es necesaria, es buena para el medio natural y es buena para la sociedad. El
procedimiento será sencillo, gradual y técnicamente impecable; jurídicamente
respetuoso, económicamente ventajoso.
GABRIL UBEDA
Nuestra segunda propuesta.
Nuestra segunda propuesta.
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