martes, 29 de noviembre de 2011

Continuando con las propuestas sobre Cabañeros


 Segunda parte
Lo que queremos decir supone que la gestión de cabañeros, sus alrededores y otros espacios son mejorables. Para los relativistas la verdad es discutible, es como un espejismo fractal o también utopía en vía muerta. La naturaleza es consecuencia de la verdad y pora ello seguiremos sus pautas, genuinamente, al pie de la letra. Las personas acrisoladas en este ambiente deberán alumbrar al hombre nuevo, a la generación de los valores, que estructure el orden ambiental y construya una sociedad elevada sobre la ruina moral que nos han legado los apóstoles de la mentira.
Cuando a los padres que tienen varios hijos se les pregunta que por cuál de ellos tienen preferencia, estos contestan que todos son igualmente queridos. Desde nuestra percepción, Cabañeros tiene la misma importancia que otras partes del territorio, es decir, toda.
Si el campo de tiro de la defensa se hubiera proyectado en otro lugar al azar como por ejemplo la sierra de Alhambra, del Moral, o Agudo etc., con el mismo criterio y astucia política se hubiera aplicado la figura de protección al uso para ahuyentar practicas militares y de paso atribuirse meritos y colgarse medallas ecológicas. La historia está llena de mentiras, tantas como quien las cree. Pero a pesar de estas evidencias que amargan como la hiel, preferimos la salvación a la condenación.

 

Cabañeros estaba medio salvado antes y después del campo de tiro al igual que Sierra Morena, resto de Montes de Toledo, afloramientos cuarciticos del campo de Calatrava, montes de la mitad occidental de Ciudad Real y otras unidades geomorfológicas. Todos estos lugares no han sido rentables a la agricultura y se han dedicado a la caza, ganadería y otros usos. Cuando decimos que estaban salvados a medias no es para contentarse y cruzarse de brazos, si no para tomar medidas urgentes en cuanto a su regeneración con la aplicación de la amplísima legislación al respecto. De aplicarse realmente y con las condiciones técnicas idóneas, seria irrelevante la consideración del otorgamiento puntual de figuras jurídicas de protección. Casi se ganaría más con el concepto de protección global e integral, con la posibilidad de radicalizar la atención en los puntos más sensibles.
Cabañeros y otros parajes ``protegidos´´ han sido fáciles, pero es hora de elevar el listón en la representación de la biodiversidad en los distintos niveles de percepción. Hasta hoy, solamente se han contemplado un pequeño número de ambientes, insuficientes para asegurar todas las especies en sus comunidades y su variedad genética.  Más bien se ha simplificado y depreciado todo el contenido de las etapas en la sucesión vegetal, en la variedad de los campos de cultivo y en general de las cadenas tróficas. Notamos que faltan en nuestro campo muchas flores que los niños recogíamos, insectos que no vemos, pájaros que anidaban en los arboles de los patios y así sucesivamente; pues aquella policromía primaveral se a tornado monopolio de unas pocas hierbas adaptadas a los fertilizantes, herbicidas y usos agresivos.
Proponemos pues, un espacio (en principio) que integre y represente al encinar basofilo de la llanura manchega en conexión con el campo de Montiel. Los objetivos son recomponer y ampliar las escasas y relícticas manchas de encinar de llanuras calizas de diferentes pisos bioclimáticos, en conexión y transición  (ecotónicos) con lagunas endorreicas, formas volcánicas del campo de calatrava y afloramientos del zócalo cuarcitico, así como cursos fluviales. A grandes rasgos esta es nuestra propuesta a las autoridades, a los gobiernos que vengan. Esta idea es realizable, es necesaria, es buena para el medio natural y es buena para la sociedad. El procedimiento será sencillo, gradual y técnicamente impecable; jurídicamente respetuoso, económicamente ventajoso.

GABRIL UBEDA
Nuestra segunda propuesta.

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